lunes, 18 de abril de 2011

Palabras sueltas

Tierra blanca echada a mis pies. Vida descontrolada. Nada es verdad, todo es mentira... O quizá somos el embrujo de lo escondido entre negros espejos sin reflejo.
De noche no puedo distinguir tu amargura, no consigo vislumbrar un solo atisbo de desconsuelo...solo un lento suspirar que llena mis pulmones y me hace gritar con lágrimas en los ojos...gritar pidiendo, implorando al tiempo detener su funesto paso...

No concibo la felicidad, me suena a máscaras de papel; falsa he hipócrita...
Pero dime ¿vives? porque yo lo hago por los dos. Quizá la muerte nos tenga compasión y nos regale el sueño eterno de la inconsciencia.
Y sin embargo, puedo decir ¡quiero vivir! ¡Por el amor de Dios, quiero hacerlo!...
Nunca creí mantenerme aferrada a la vida, solo por tí, por no borrar del presente lo que dejaste en el pasado.

El tiempo es el más grande y poderoso de los tiranos, destruye sin compasión todo a su paso... muy pronto me destruirá, quizá sea lo mejor...entonces, año, tras año, mes tras mes, día tras día...hora tras hora, minuto a minuto...toda mi esencia desaparecerá, no quedará rastro...

Y es que ¡No quiero ser olvidada! ¡No deseo cerrar mis ojos y desaparecer para siempre!...hasta los deudos más cercanos vuelven poco a poco a sus rutinas, y ya no duele tanto la pérdida...¡el tiempo hace un magnífico trabajo!...

¡He aquí mi más grande frustración! como gotas de rocío hemos de llegar al mediodía...extintos, olvidados para siempre...no hay vida después de la vida, no hay nada si los vivos no guardan a sus muertos, no existe salvación para un recuerdo olvidado...no tenemos alma en los murmullos del viento...solo silencio, silencio y susurro de hojas secas en bosques espesos, lúgubres y fríos que esperan, pero nunca son habitados...No existe camino hacia la gloria si tu alma muere contigo y tu mundo junto con ella...solos y olvidados, como palabras sueltas dejadas en un papel arrancado del libro del saber...

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...Solo el recuerdo mantendrá vivos a aquellos que ya no están...

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