Rescato su esencia, su centro. Eso es, su interior más escondido, al que no llega nadie y que puedo ver perfectamente...lo deseo a él.
Su voz fuerte, dura, decidida. Su fuerza que no es una farza. Una ilusión de mis sentidos.
Vuelvo a caer, no deseo levantarme. Caigo dulce, suave y sumisamente...otra vez a ese encantamiento.
Miro nuevamente y mi corazón palpita bajo las mismas miradas acusatorias, su tono...lo deseo, pese a las consecuencias, lo deseo.
Luego todo termina, camino bajo el sendero oscuro de mis cavilaciones, las que no me dejan dormir.
Me mantengo quieta, espectante bajo un manto de serenidad, de no importar nada...
Imagino muchas cosas, todas en las que tú estás, pero no apareces. Todo los días te veo, pero eres un holograma de mis deseos, no estás.
Hipócrita, usas máscara. No eres quien deseo que seas, una vez más respiro fuerte, profundamente y me marcho...
