“Cuando me levanto en la mañana, veo como el viento mueve las cortinas blancas como la nieve, el reloj cu-cú suena para decirme que ya son las siete, entonces mama grita "Ya levántate o llegarás tarde a la escuela" le contesto a medio dormir "Por favor déjame dormir tres minutos mas". Todos los días llego tarde a la escuela... Y la maestra me hace estar parada en el pasillo... También saco malas calificaciones en los exámenes... Después de clases comemos hotcakes y quedamos fascinadas con los vestidos de fiesta que están en los aparadores de las grandes tiendas.... Me encantaría volver a tener una vida así... Me encantaría…”
Evoco mil y un recuerdos nostálgicos, hasta cosas que no he vivido...el final de una etapa es siempre así: desgarrador, penoso. arrebatador de instantes eternos.
No sé, existe un silencio, una solemnidad en esa escena...la melodía muda del grito desesperado me cala los huesos, amo esa parte final, esa en que ya nada importa y ella abre los brazos para recibir a la muerte como lo que es; un lugar más en el que estar, independiente si abres los ojos o te quedas ciega y muda para siempre.
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