Su mente fue confundida con un suave suspiro
No vio la puerta caer ni la ventana descender…fueron
tonterías, tal vez.
Nadie sabe en verdad que pasará…es tan loco
caer por ahí y no pararse nunca más…
Fuertes choques libres de pensamiento, fuertes
remordimientos libres de sentimientos.
Quién sabe qué es lo que depara la lluvia que
nos vigila desde el sur.
…la verdad, cortes, remembranzas, locuras, miedo, terror…¡pánico!
Estamos fríos de nuevo, seguramente es normal
sentir un hielo espeso, cruel y tirano en los huesos. Sí, seguramente es normal
sentir la pesadilla del amanecer entre tus manos día a día.
Supongamos que la locura también es normal…duele
y ciega, pero sin su misericordiosa venia no podrías seguir…Oh! Locura, Oh! Avaricia,
Oh! Egoísmo de virtud…
Quizá sea la noche, el momento, el lugar, la
hora…qué se yo de lo que hay alrededor, pero la verdad es que mis manos
escriben lo que no pienso ni deseo…lo hacen por inercia, seguramente escapando
de sus verdaderas obligaciones e intenciones.
Sería muy tonto detenerlas, sobretodo cuando se
sienten útiles. Sobretodo cuando me ocupan la mente y los deseos sin que yo esté
presente.
Hay veces en que me cuentan incoherencias y yo
las observo como idiota. Siempre tan dispuestas, entregadas…tan libres para el
sacrificio. Aún así, saben que tienen poco tiempo y lo aprovechan al máximo, no
como yo que destilo tiempo como si fuera regalo.
Y de nuevo esa dulzura en el estómago, como
algo mágico que mis manos notan y toman apunte. Quizá expresen esas maravillas
mejor que yo y por eso se toman libertades que no les he dado…se obnubilan con
tanta emoción, se espantan con tanto sentimiento y huyen de tanto dolor.