Del libro que
habla sobre la conciencia y otros tantos…
Del seol cuando
no miro, del cielo cuando todo sale mal
Y ese dulce
vibrar de sus pestañas entierran mi entrañas en el infierno
Y quisiera
gritar, soltar todo lo que me amarra…y tal vez gritar alguna vez; ¡libertad!...
¡libertad! y me suena a agonía, a dulce sueño que no se cumple, a pesadilla
escondida bajo mi cama que consume la oscuridad.
Y crezco y me
hago grande bajo el árbol de mi casa cuando deseo cosas que no podré tener…
Voy lento,
lento con el cortejo fúnebre que me lleva tan lento…mientras caigo.
Si el suelo se
abriera y me tragara, nadie estaría ahí. Si viniera el viento del norte y me
llevara, nadie iría tras de mi. Y sería tan dulce, tan bello ese melancólico
rapto hacia el purgatorio pagando culpas de otros que nada dolería. Y un día el
sol saldría, pero un poco tarde, aún asílo espero…lo espero como la noche al
día.
Si entendieras
realmente lo que estas palabras significan no te las estarías preguntando ni
mucho menos cuestionando. Mejor lanza flores, flores blancas en señal de duelo
por quien ya no existe y sonríe, sonríe porque del dolor ya pasó al descanso y
al olvido.