viernes, 9 de diciembre de 2011

Diario tardío

Querida flor de Atardecer:
  Siempre tan callada, solitaria como ninguna.
  Deseo llamarte melancolía en mis días sin sol y fortuna en mis días sin luna
  Quiero decirte, confesarte que he vivido muchas vidas en una sola
  Que me imagino caminando por el pasto verde salpicado de rocío en el amanecer
  Que mi vida es gris, opaca…sin colores desde hace mucho

Querida soledad de otoño:
 Deseo tanto estar otra vez bajo tu arrullo
 Necesito tanto mantenerme atada a los recuerdos vivos de un pasado muerto
 Te pido los sentidos de una brújula para entender mis naufragios internos
 Anhelo tanto lo que he perdido que el alma me pesa y me hiere desde lo más profundo…
 Vida de fuego la del árbol caído, como la mía que es hiel en la sabia del bosque.

Querida Moira:
 Te has llevado a muchos de los míos…y los extraño
 Todavía siembras el pánico de antaño, pero te quedas escondida
 Fuiste cruel al abandonarme cuando las fuerzas se precipitaban y suplicaba descansar
 Me negaste el abrazo eterno de quien padece por siempre y no logra despertar
 …por favor, te pido no volver, no regreses ahora que ya los espacios no sobran

Querida Vida:
  Permanece con nosotros para siempre
  Haznos el favor de hacernos inmortales
  Permítenos la paz del mediodía
  Danos dicha y quietud, necesito seguir respirando…necesito pensar que la vida no es frágil
  Quédate siempre así, como ahora y detén el tiempo que no concede el perdón.

Desafío al muro de los lamentos en sus santos padecimientos la vida de un mendigo pasar.
Querer sentir la dicha de un eterno reencuentro del adiós terrorífico.
De quien recuerdo como al olvido y no puedo borrar
…desafío al muro de los lamentos en esta conciencia maldita de recuerdos malditos hechos de actos lamentables que atesoro como brazas ardientes en mi cabeza…desafío…desafío al lamento como vil perdedor comparado con mis grises prados y negras alegrías.

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