lunes, 19 de septiembre de 2011

Dormir, necesito dormir


  La otra vez, hace no mucho, pensé en realizar un largo y cansador viaje. Creyendo que así se podrían agotar de una vez y por todas esas ganas locas de buscar algo que no tiene nombre. Esa vez me dije para mis adentros que ante la perspectiva de caminar por largos y trillados senderos, era mejor dormir, dormir tan profundo y oscuro que la tierra se tragara a la luna y las estrellas se derritieran una a una para dejarme por una vez y para siempre descansar. Bueno, tal vez no es una de esas ideas brillantes que a una se le vienen a la cabeza, pero tampoco es mala. A decir verdad…no es ni buena ni mala, solo un poco zafada. Es que estoy empezando a notar lo del cambio de estado, sí, eso mismo. En realidad, es lo único que se me viene a la mente para describir mi forma “dispersa” de ver las cosas, algo así como en 3D, pero remasterizado a causa de los constantes cambios en mis horarios diurnos y nocturnos.

Muy pronto me verán junto al Hada verde bebiendo del néctar del ajenjo, mientras me fumo un puro de manzanas y canela escribiendo con sangre las paredes inmáculas de algún alma infeliz que no encuentra el sociego tanto como yo en este miserable mundo de bellezas vacías.

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