lunes, 19 de septiembre de 2011

Muérdago


En la inspiración del muérdago cayó la golondrina azul que voló lejos
Y una vez, en aquella sempiterna búsqueda la huida llegó hasta mis pies de cristal.
Caminando bajo las estrellas envuelta en la luna los cielos fueron clementes con el soñador inmortal.
Cielos de raso caído, desbaratado,  siembra en luces apagadas el frío de la muerte ahogada en dulce de miel.
Y yacemos en silencio contemplando a la inmortal
Aquella pálida figura de feroz semblante llamándonos a gritos en espantosos aullidos de silencio y nosotros corriendo por un lago infinito de peces hambrientos…
El día nuevamente cayó dando paso a la cruel noche con todos sus demonios y ángeles que otra vez surcarán mis sueños, sueños de mortales indolentes a la luz de la suave y eterna oscuridad.

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