sábado, 22 de octubre de 2011

De una liberta

¡Oh, Julio César! Aún permaneces poderoso.
La espada de tus enemigos inclinas hacia ellos.
Tu corona de laurel todavía no marchita y es porque nunca te haz ido y nunca lo harás.
¡Oh, noble César! Ayuda a la soberbia madre, a Roma que permanece bajo el enorme yugo de fuego de sus burladores.
¡Oh, Romanos todos! ¡Escuchad el fuerte grito de guerra del amo!

César, ya puedes descansar…nunca desee tu muerte tanto como la mía…

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